ZP, ese hombre - III parte

Presume de ser más progresista que nadie pero se declara rojo, más que rojo, rojo convencido.

¡Es que soy rojo! ¿Lo dirá en serio o es así de simple? No creo que en pleno siglo XXI empecinarse en seguir siendo rojo sea sinónimo de progreso.

Ser rojo, rojo hasta hacer que sus mejores amigos sean los dictadores rojos, hasta perseguir a la Iglesia, hasta desnaturalizar la familia, hasta despreciar las banderas y la Patria y llegar a venderla no es ser socialista, es ser lo que eran los rojos del año 36. Proclamarse rojo con ese énfasis y esa conducta es volver a cuando las muchedumbres en manifestación gritaban «¡Viva Rusia! y ¡Muera España!» y las mujeres frentepopulistas vociferan: «¡Hijos sí, maridos no!» y hasta sus niños repetían lo que se les había enseñado siguiendo las consignas de la Pasionaria: «¡Ni Dios, ni Patria, ni padres!».-

En eso estamos, en eso trabaja ZP. "Muera España" es lo que vivimos estos días.- "Hijos sí, maridos no" ya es algo superado y asumido.- "Ni Dios, ni Patria, ni Padres" también forma parte del ideario de ZP, que combate la religión católica, dice que su Patria es la libertad y niega a los padres muchos de sus derechos en aspectos fundamentales como el modelo de educación y a los hijos les niega padres poniéndoles en manos de sucedáneos gays.

Ser rojo es regresivo, es volver a un pasado en el que ya nadie quiere estar por su voluntad. Es volver a unos ideales desfasados, caducos y tiránicos que se mantienen en algunos focos infecciosos por la fuerza y gracias al adoctrinamiento prematuro de la gente y a quienes viven de ello.

Pero eso no es lo que votó la ciudadanía española. ZP engañó a sus votantes y habló de ética y demás valores que la gente creyó deberían presidir la política española. Prometió solemnemente que nunca tomaría una decisión trascendente sin consultarla previamente con los dueños de la democracia, con nosotros. Nunca lo cumplió y está tomando decisiones que se niega a consensuar y compartir.

Actúa como un rojo de aquellos que el mundo quiere olvidar. Y lo dice solamente ahora, cuando ya está dentro de la Moncloa. Si eso lo dice antes de las elecciones, muchos de los que votaron a un socialismo que creían civilizado no le hubieran dado un voto. Para declararse rojo ya estaba Carrillo y sólo le votaba su familia, sus amigos y unos pocos nostálgicos.

Y ahora nos sale con éstas. Este tipo es tonto, lo siento pero no hay otra palabra que le defina mejor, es tonto de solemnidad y pretende permanecer al frente de la nación tirando piedras contra su propio tejado y descalabrando a quienes mañana habrán de votarle.

Cualquier socialista con sentido común y libre de fanatismos, de esos fanatismos que les hicieron votar nuevamente al PSOE a pesar de que sus dirigentes estuvieran procesados por ladrones o asesinos, ante este nuevo ciclo de estragos y desmanes dejará de votarle. Ya las encuestas señalan ese camino y la pérdida de votos es contínua y progresiva desde antes de que ZP saliera del armario marxista. Ahora, con su roja identificación, aquellos votos que con la manipulación del 11-M arrancó a la derecha y dieron el vuelco a las elecciones, volverán a su sitio y votarán, una vez que les han sido abiertos los ojos, a quienes nunca debieron haber dejado de hacerlo.

ZP ya está provocando rechazo incluso dentro de su propio partido, donde no faltan socialistas preocupados por las serias consecuencias que ya está teniendo su tenaz irresponsabilidad.

Gracias a su estupidez, ZP nos está devolviendo los votos robados con malas artes y me da la risa porque además me acuerdo de algo que dijo Napoleón: «"Si tu enemigo se equivoca, no lo distraigas"».

Dejémosle hacer, que ese inútil está usando el pico para excavarse la tumba. Me refiero al pico de hablar porque del otro, el de cavar, no sabe siquiera si lleva pilas.