ZP, ese hombre - III parte

Están en todas partes. Donde no estaban, ZP ha creado las condiciones necesarias para que puedan estarlo. La carrera diplomática, la Justicia, el Centro Nacional de Inteligencia o las Fuerzas del Orden son ejemplo de ello.

Angel Gabilondo Pujol es uno de ellos. Es el máximo responsable de que nuestra Universidad se desprestigie otorgando el doctorado Honoris Causa a personajes desprestigiados. La comunidad cultural y científica está repleta de figuras merecedoras de tal distinción que en su origen y tradicionalmente estaba reservada a personas relevantes que hubieran realizado una labor igualmente notable y meritoria.

Para el rector de la Universidad Autónoma de Madrid y una parte de su Claustro de Profesores –otro día hablaremos de la Universidad Carlos III, auténtico nido de marxistas– no cabe duda que la masacre de Paracuellos fue una labor notable y meritoria. Para ZP y la izquierda, también.

Pero claro, incurren en las ya clásicas contradicciones de la izquierda –¿qué sería de la izquierda si no pudiera contradecirse?– Angel Gabilondo fue quien leyó un texto contra los crímenes de la guerra en un "Concierto por la Paz en Palestina", celebrado el 6 de Abril 2003 y organizado por la plataforma de artistas en contra de la guerra "Cultura contra la guerra", donde se manifestó «"Contra las dictaduras y los que desean ciudadanos al dictado, contra los terrorismos y los que propugnan terrores, contra las políticas al servicio de intereses particulares, contra los imperios que buscan eliminar las diferencias"».

Pues según esto, el rector estaba contra Castro, Chávez y Mohamed –dictadores por excelencia–, contra los que desean ciudadanos al dictado –las políticas de enseñanza, religión e idiomas locales–, contra los etarras con quienes se negocia, contra las políticas al servicio de intereses particulares –el PSOE, Polanco, Grupo Prisa, etc.– y contra la Alianza de Civilizaciones y la Constitución Europea. En una palabra, su manifiesto fue contra ZP el Justiciero.

Salta a la vista que estaban contra los crímenes de la guerra de Irak pero que callan ante los crímenes de los suyos y es que cuando los cometen ellos no tienen reparos morales de ningún tipo, hasta el extremo de galardonar al responsable de la matanza de Paracuellos.

Este nuevo ejemplar de Gabilondo (San Sebastián, 1949) –ya empiezo a recelar del apellido de marras– además de Rector de la Universidad Autónoma de Madrid es catedrático de Metafísica.

La metafísica es la parte de la filosofía que trata del ser, de sus propiedades, principios y causas primeras. Metafísica también significa el estudio racional de fenómenos físicos o psicológicos que producen fuerzas inteligentes o facultades desconocidas de la mente humana.

Así que la admiración del tal Gabilondo por Carrillo no cabe duda que tiene su origen en el estudio de tales fenómenos relacionados con el Carnicero de Paracuellos. Dichos fenómenos se concretan en la desaparición física de más de 8.000 personas, amnesia general selectiva, distorsión de la realidad y alucinaciones.

Esta gentuza ha perdido todo el recato y cualquier vestigio de verguenza. Que se aprovechen ahora para crear sus héroes porque les espera un largo periodo lejos del gobierno después de lo escarmentados que van a quedar los españoles una vez que hayan arrasado con todo.

Cuando pierdan el poder, que todo llegará, será para mucho tiempo.

Amén.