29 octubre 2005
ZP y la izquierda subnormal

La subnormalidad, según la palabra ya describe, no es otra cosa que estar por debajo de lo normal, sin alcanzar las cotas de lo que sería la norma.
Este es el caso de muchos políticos de la izquierda, que no deberían sentirse ofendidos por ello ya que, aunque se trata de un adjetivo que se suele aplicar exclusivamente a los disminuidos síquicos, son estos personas que merecen y cuentan con nuestro mayor respeto y comprensión. Pero también se trata de gente que generalmente está incapacitada para tomar sus propias decisiones cabalmente y con responsabilidad.
Esta es la situación de los políticos a que me refiero, pero con el agravante de que toman decisiones en nuestro nombre que nos afectan seriamente a todos y las llevan adelante a pesar de que nos perjudiquen. Y encima sin escucharnos.
Muchos de los políticos apesebrados por ZP, desde concejales de pueblo hasta ministros, no alcanzan los límites mínimos exigibles para poner en sus manos el futuro de la Nación y de todo aquello que costó siglos construir, sea la unidad territorial o nuestro actual estado de bienestar, pasando por el derecho y la libertad de discrepar.
Llama la atención que ZP se haya rodeado de incompetentes que no cumplen el perfil que sería normal para desempeñar una cartera ministerial o un cargo oficial y que sobre la capacitación para el puesto hayan primado razones de demagogia barata como la igualdad de sexos, por ejemplo.
Pero la verdadera razón de que ZP se haya rodeado de incompetentes es porque el miedo a la eficacia ajena suele poner en evidencia la propia incompetencia. Ese es el problema de muchos jefes mediocres que acosan a sus subalternos. ZP no quiere que nadie le haga sombra y acumule méritos y para ello, siendo el tuerto, nada mejor que rodearse de ciegos. Y si alguno destaca un poco, se le da su feudo para que mangonee y se mantenga alejado.
Detrás de ZP no habrá más que gente de dudosa valía. Es lógico, ZP es el mejor entre los suyos, el que mejor ha competido por el liderazgo entre los incompetentes de su partido.
Es lo mejor que tenían.
Y lo dejo aquí porque faltaría espacio para poner algunos ejemplos de subnormalidad política, que Vds. conocen de sobra.