ZP, ese hombre - III parte

Si a la vista de la actuación del Gobierno ZP en el tema de las antivirales contra la gripe aviar, alguno no se hubiera convencido del poco respeto que los españoles merecemos a ZP y a su camarilla de socios, traigo aquí otro ejemplo de cómo juegan con nuestra salud. Es una interesante historia de intereses donde juegan franceses con la colaboración del Ministerio de Medio Ambiente que seguramente miente en perjuicio de los ciudadanos a los que debía proteger. Nada nuevo porque siempre estamos en el último escalón de las prioridades socialistas.

Pues verán. La cementera francesa Lafarge Asland fletó el buque de bandera turca M/V Ulla para transportar un cargamento de 3.488 toneladas de cenizas procedentes de una central térmica de carbón española, desde el puerto de Avilés, de donde salió en diciembre de 1999 con destino al de Djidel, en Argelia. Allí tenía que ser entregado a la empresa constructora Dragados, que estaba construyendo una presa e iba a utilizar los residuos térmicos en la obra. Pero la multinacional española de la construcción rechazó la carga porque se había mojado ya que las bodegas del barco no estaban bien selladas.

A partir de entonces el capitán del buque, también de nacionalidad turca, inició un periplo por el Mediterráneo que le llevó hasta el puerto de Iskenderum (Turquía)

El Ministerio de Medio Ambiente recibió el 15 de mayo de 2000 una denuncia por parte de las autoridades turcas en la que se señalaba que 2.200 toneladas de cenizas volantes, que consideraban como ‘‘un residuo peligroso’’, habían arribado al puerto de Iskenderum, «‘‘exportadas desde España por la empresa Lafarge Asland SA, sin autorización, a bordo del barco turco M/V Ulla’’».

La denuncia de las autoridades turcas también llegó a la Secretaría del Convenio de Basilea. Turquía pedía que España repatriara los restos. En España, el Ministerio de Medio Ambiente inició una investigación. Sostuvo que las cenizas salieron de España sin los oportunos permisos y que el capitán del barco había presentado a las autoridades turcas documentos ‘‘manipulados para hacer ver que el cargamento había sido directamente enviado desde España por orden de Lafarge Asland con destino a una empresa turca’’. Concluyó que la responsabilidad era de la cementera Lafarge.

El Gobierno español, el turco y la empresa cementera de origen francés negociaron y se llegó a un acuerdo: Lafarge transbordaría el cargamento a otro buque, ya que el M/V Ulla, fondeado durante cuatro años en la bahía de Iskenderum, corría peligro de hundirse. El acuerdo definitivo se cerró el 3 de septiembre de 2004. Tres días más tarde se hundió el barco y el Gobierno turco dejó caer que se trataba de un sabotaje. La nave está a 25 metros de profundidad.

Finalmente, seis años después de que el barco saliera de manera irregular del puerto de Avilés, el Ministerio de Medio Ambiente ha autorizado el retorno de estos residuos para que se conviertan en cemento en la planta que Lafarge Asland tiene en Sagunto.

Pero es que resulta que informes del Gobierno turco revelan que las cenizas que irán a Sagunto tienen 70 veces más toxicidad de lo que dice el Ministerio de Medio Ambiente, cuyos técnicos aseguran que la carga no es tóxica aunque, según Turquía la mercancía es altamente cancerígena por tener altos niveles de cromo hexavalente. Concejales de Sagunto temen que las muestras que permanecen custodiadas en Barcelona no sean las mismas que las hundidas en Turquía y hayan sido manipuladas para permitir la repatriación y el fin del problema con los turcos.

El cromo es un metal que puede presentarse en forma trivalente y hexavalente. Aunque por lo general esta sustancia se encuentra bajo la forma trivalente, ante ciertas condiciones químicas, el cromo puede cambiar de una forma a la otra. La forma trivalente presenta muy baja toxicidad, pero cuando se trata del cromo hexavalente, se transforma en un metal altamente cancerígeno.

El pasado mes de junio, un equipo de buzos comenzó a extraer las muestras que posteriormente fueron analizadas por Turquía, cuyos tests de toxicidad alertaban de que se trataba de unos compuestos “altamente peligrosos”. El Gobierno español envió dos inspectores al lugar (un técnico del CEDEX y otro de la Agencia de Residuos de Cataluña) para supervisar in situ el muestreo y llevar a cabo el análisis de las cenizas y del agua.

Un primer análisis llevado a cabo en el lugar del hundimiento, en un laboratorio portátil, dio como resultado que el cromo hexavalente en el agua en contacto con las cenizas era inferior (0,02). El pasado 23 de junio, el Gobierno español dio a conocer nuevos resultados de los análisis llevados a cabo ya en España. Estos tests "arrojan un contenido aún diez veces menor (0,002) de cromo hexavalente en el agua”, afirmó el Gobierno. Estas cifras suponen que, según los técnicos españoles, la carga tóxica de las cenizas es 70 veces menor a lo que apunta Turquía.

La Entidad Catalana de Residuos, encargada de nuevos análisis de una parte de la carga que se custodia en Barcelona, dio a conocer el 8 de octubre los resultados de un informe de toxicidad de las cenizas, en cuyo informe detallaba que las cenizas procedentes del buque hundido en Turquía no revestían ningún peligro para el medio ambiente ni ponían en riesgo la salud pública, aunque los técnicos catalanes no concretaron los niveles de cromo.

Las claras diferencias en los resultados de las pruebas turcas con las elaboradas los por técnicos españoles ya han llevado a los partidos en la oposición del Ayuntamiento de Sagunto a manifestar sus reservas sobre la procedencia de la carga y Concejales de Sagunto temen que las muestras que permanecen custodiadas en Barcelona no sean las mismas que las hundidas en Turquía.

Puede que sí, puede que no, pero ni los franceses ni los catalanes ni nuestro Gobierno son de fiar. En este asunto, alguien no actúa de buena fe y los secuaces de ZP desde luego no protegen nuestra salud como debieran. Quizás pretenden meter un gol a los gobernantes del PP valenciano y que terminen pagando los trastos rotos.

Detrás de nuestras desgracias siempre están los mismos.