ZP, ese hombre - III parte

de hacer política a costa nuestra.


Es su responsabilidad tomar medidas para protegernos. Al menospreciar el riesgo y poner en peligro la vida de millones de españoles por su imprevisión, ha incurrido en negligencia criminal aún sin haber muertes por medio. Si hubiera muertes porque el Gobierno no dispone de protección para todos, ZP debería ser llevado a un tribunal internacional como responsable de un holocausto.

Ya nos ha sometido al riesgo y aunque el gobierno español ha recibido ya severas reprimendas de Europa por su irresponsabilidad en este asunto y se ha visto obligado a comprar más antivirales, quedamos en la cola de la lista de espera y eso provocará que nos sean suministradas solamente en el 2007, o sea, cuando la pandemia ya se haya cebado con nosotros a causa de la indefensión a que nos ha sometido ZP y los muertos se contabilicen por millones, ya que la escasa previsión del "Gobierno" y su irresponsable actitud –que llega hasta discutir y contradecir el criterio de la OMS– ha dejado desamparado al 95% de la población.

Ante las críticas nacionales e internacionales, la postura de ZP es quitarle importancia al asunto y divulgar el mensaje de que el peligro es muy remoto e improbable, desoyendo a los expertos que ya han dicho que las previsiones estiman que la expansión sería a través del sur del Mediterráneo y norte de Africa. O sea, nuestras costas mediterráneas serían el primer punto por donde se propagaría la pandemia hacia Europa. A pesar de ello, somos los menos preparados gracias a la incompetencia de ZP y los suyos.

ZP no ha sabido afrontar ninguno de los imprevistos que han surgido hasta el momento, sean incendios, helicópteros derribados o lo que sea y su única actuación ha estado dirigida a tapar las consecuencias y eludir responsabilidades. En esta ocasión sigue la misma línea y todos sus esfuerzos y mentiras no tienen otro objeto que disimular su criminal imprevisión. Hay nerviosismo e inquietud en el Gobierno y preocupación y alarma entre sus filas. El resto de los españoles a todo ello suman la indignación y el estupor.

La irresponsabilidad de estos gobernantes es de juzgado de guardia. Los mismos poderes públicos que desde las instituciones miran para otro lado, no se librarán de las consecuencias de tanta incompetencia gubernamental y quizás se arrepientan de haberlo permitido porque el virus les toque de cerca. Eso si tienen oportunidad para ello y la pandemia no se los ha llevado por delante pero, si sucediera, en el pecado llevarían la penitencia. Son los riesgos de dejar hacer a un inepto y no cumplir sus obligaciones para evitarlo.

No basta con mentir dolosamente y decir que se está haciendo todo lo necesario porque los dos millones de dosis de antivirales encargados por el Ministerio de Sanidad no son suficientes y, además, llegarán tarde. Cada vez más las voces que cuestionan que las medidas tomadas por el Gobierno sean las más apropiadas. Primero, porque la UE ha recomendado vacunar de la gripe común a todas las personas que sea posible y no sólo a la población de riesgo. Segundo, porque dos millones de dosis de antivirales sólo cubrirían al cinco por ciento de los españoles. Y tercero porque la ampliación del pedido nos será servida después que a otros países y llegaría cuando la pandemia ya hubiera causado estragos.

Y esto sucede en un país que está previsto quede en primera línea del ataque global del virus, aunque esa es la razón por la que la ministra de Sanidad pide a los demás países que compartan sus antivirales.

La ministra de Sanidad, Elena Salgado, transmitió un mensaje de «tranquilidad y seguridad» ante las últimas informaciones sobre la gripe aviar y la eventualidad de una pandemia, y dijo que el Sistema Nacional de Salud está preparado para actuar con eficacia si ésta se produjera.

No obstante, consciente de que miente, la ministra Salgado dijo más tarde que aunque España está preparada para una pandemia, quiere que los países compartan los medicamentos.

Ajeno a todo lo que no sea el Estatut, ZP sigue sonriendo. Este pollo es un inconsciente que juega con nosotros rayando en lo criminal.